Me paseo por revistas y páginas en internet de decoración y echo de menos ver casas con corazón, casas vividas, casas de verdad!
Salones en los que se ve la televisión, porque no nos engañemos, en la mayorÃa de casas los sofás giran alrededor de La Televisión!; cocinas con encimeras con aparatos, botellas, tostadoras... con cosas!!!! Que ya no es que no nos quepan es, básicamente, porque necesitamos tener algunas (a veces muchas) cosas a mano, baños con jabones de litro, un par de champús y 3 o 4 marcas de mascarillas para el pelo. Me faltan casas reales, con mesitas de noche que te quepa un libro, el despertador, el vaso de agua, pañuelos, telefónos (no se debe, no) cintas de pelo, unas pinzas y un muñeco que no sabes como llegó hasta ahà (vale, sà lo sé...)
Pero nos hartamos de pinear, "likear", instagramear y recopilar y postear imágenes de casas idÃlicas en las que parece que no vive nadie, casas sin alma, vacÃas...
Hace un tiempo cayó en mis manos un reportaje sobre el antes y después (cómo nos gusta eso...) de una casa a la que le hacÃan un reportaje para una revista de decoración. Pués bien, de la misma manera que las revistas de moda te enseñan cuerpos, pieles y pelos perfectos con ropa solo apta para bolsillos cargados, las revistas de decoración "engañan" igual. Lo pongo entre comillas porque lo que fotografÃan existe, es real fÃsicamente, sip. Pero ves la imagen, te dices, oh dios! quiero eso! pero sabes que supone tirar abajo tu casa entera y rehacerla por completo, eso si ya te has decidido por el estilo, porque todos nos gustan! El nórdico, tan fresco y claro. El rústico, tan acogedor. El minimal, tan práctico. El ecléctico, todo vale pero no todo vale... El industrial, tan auténtico. El romántico, tan monoooo. El masculino, tan negro y dorado (que me lo expliquen).
Seguimos con el paralelismo con la moda, porque hoy me apetece ir de dura y me pongo los pantalones de piel y las botas, pero mañana seguramente me despertaré con ganas de color y me liaré con un vestido verde y unas deportivas y pasado necesito ponerme unos chinos con mis converse de hace 20 años... Asà que nos vestimos tal como nos sentimos. Nuestra ropa probablemente refleja el estado de nuestra cabeza o de nuestro corazón o de ambos a la vez. Pero y nuestra casa? No la podemos cambiar cada dÃa... o sÃ? ;-)
En todo caso estoy segura que vuestras casas son más auténticas que la mayorÃa de las que salen publicadas. Asà que sentiros orgullosos de vuestras casas con corazón!
Más adelante veremos si podemos hacer que nuestra casa se adapte a nuestros estados de ánimo.